Joe Biden asume este miércoles como presidente de Estados Unidos y abre un nuevo capítulo en un país profundamente dividido y en crisis. El traspaso de mando tiene lugar en una ciudad blindada e irreconocible, con 25.000 efectivos de la Guardia Nacional y refuerzos policiales llegados de todo el país tras el asalto al Capitolio por parte de e seguidores de Donald Trump a principios de mes, que dejó cinco muertos. El republicano es también el gran ausente de la ceremonia: salió temprano para su club de Mar-a-Lago, en Florida.
Biden jurará el cargo al mediodía delante del ala oeste del Capitolio. Debido a la pandemia de coronavirus y las amenazas de sectores de la extrema derecha, el acto se realizará sin el tradicional público que se agolpa en la explanada del National Mall para saludar al nuevo presidente.
En su lugar habrá miles de banderas estadounidenses para recordar a los más de 400.000 muertos que dejó la pandemia en el país. Al acto asistirán unos 1.000 invitados ubicados con distancia social, entre ellos los expresidentes demócratas Barack Obama y Bill Clinton y el exmandatario republicano George W. Bush.
