Jujuy
CULTURA

Cómo es Alfarcito, el rincón de Jujuy que puede ser elegido el mejor pueblo turístico del mundo

La economía se basa en la producción de maíz, alfalfa y habas, y en la cría de llamas, ovejas y cabras. Hace algunos años se incorporó la confección de artesanías y el turismo.

San Francisco de Alfarcito
San Francisco de Alfarcito La Nación

12-11-2022 10:59

San Francisco de Alfarcito es un pueblo auténtico de piedra, adobe y paja con solo 80 habitantes, colgado entre las cumbres de Alfar y rodeado por el río Cortaderas. Cada una de las 25 familias residentes intervino para poner nombre a las montañas que lo circundan: está el cerro Maravilloso, el cerro Negro y el cerro Tres Pintores. Toda la aldea -de monocromía ocre solo interrumpida por la iglesia blanca- está rodeada por picos de rocas.

Sus habitantes conservan la filosofía del buen vivir que les enseñaron sus ancestros. La armonía y los buenos vínculos en la comunidad han sido su clave por más de un siglo. La economía se basa en la producción de maíz, alfalfa y habas, y en la cría de llamas, ovejas y cabras. Hace algunos años se incorporó la confección de artesanías y el turismo.

Por todo esto, y por su encanto de pueblo mágico, Alfarcito es uno de los tres candidatos de la Argentina para la iniciativa Best Tourism Villages.

“Buen vivir es el espíritu con que nos relacionamos con la Pacha, con la naturaleza que podemos contemplar cada día. Y con la comunidad: nuestros hermanos de nuestro pueblo y de los pueblos vecinos. Eso nos enseñaron nuestros ancestros”, explica José María Carrillo, nieto del fundador, Genaro Carrillo.

Esta pequeña comunidad situada a 3.400 metros de altura sobre el nivel del mar, en el margen occidental de la laguna Guayatayoc, en el departamento de Cochinoca, tiene un cielo diáfano la mayor parte del año. Una vez que la luna aparece entre los cerros, solo se escucha el sonido del agua: en la parte alta del pueblo hay tres piletones enormes donde se crían truchas que son parte del sustento de esta comunidad.

Alfarcito y el tejido
Alfarcito y el tejido

De día, el trajín del pueblo -que lleva el nombre por el cultivo original de alfafa- es lento y agradable. Hombres, mujeres y niños se saludan y forman redes de trabajo para cumplir con las tareas que son rotativas entre las familias. No solo la producción de alimentos es en equipo. Toda la conservación del espacio público es consensuada y cuidada por la comunidad atenta a sus recursos naturales: hay un ojo de agua que es un sitio sagrado donde cada agosto se celebra a la Pachamama. En ese mes se arma la corpachada: se preparan comidas típicas como picante de mote, tijtincha y pire para compartir con chicha y hojas de coca entre familia y amigos.

La Iglesia San Francisco de Asís, que tiene los techos abovedados realizados con madera de queñua cubiertos en adobe, sobresale en medio de la fisonomía baja del pueblo.

Las calles son angostas y limpias, pese a que hay dos llamas que circulan en libertad entre las casas como mascotas: Cholo y Blanca. Ellas han perdido a sus progenitores y la comunidad las adoptó con la misma naturalidad de quien adopta un perro en la ciudad.

En el pueblo hay tres alojamientos: Apacheta; Raíces del Campo y Posada Comunitaria La Hornada, que es la más grande con 11 camas. Hay, además, dos comedores: Tres Hermanos y El Churcalito. Los habitantes del lugar no solo se ponen de acuerdo para fijar la tarifa de la noche de estadía y las comidas, sino que consensuan los valores con las siete comunidades vecinas que los circundan, agrupados entre sí por la cooperativa de turismo de la puna Espejo de Sal .

Las construcciones en Alfarcito
Las construcciones en Alfarcito

Hay varios circuitos por recorrer. Uno de los trekkings más ambiciosos y conocidos es el que llega hasta Barrancas, una de las siete poblaciones linderas de una belleza geológica acaso solo comparable con Talampaya. En Barrancas hay diversos hallazgos de arte rupestre y un centro de interpretación de la cultura inca.

Todo el pueblo está ligado en su idiosincrasia a las Salinas Grandes, que distan unos 40 km. “Cuando yo era chico íbamos en caravanas de 25 burros hasta las Salinas. Armábamos panes de sal y bajábamos a venderlos a la Quebrada de Humahuaca. Toda la excursión tardaba quince días”, recuerda Carrillo.

Alfarcito, pueblo de Jujuy
Alfarcito, pueblo de Jujuy

Por entonces, esas caravanas eran el modo de desplazarse de la gente del lugar. Hoy, para llegar a Alfarcito hay que viajar desde la Ruta Nacional N° 9, pasar por Purmamarca, ascender por la cuesta del Lipán, pasar por las Salinas Grandes en dirección a Susques, y tomar hacia el norte por RP 11, unos 27 km. Otra opción es seguir por RN 9 hasta Abra Pampa y empalmar la RP 11 con rumbo sur (en un camino de tierra y arena): se pasará por Casabindo, Tusaquillas, Sausalito y la Laguna de Guayatayoc.

Fuente: La Nación.

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