por Este 1 de mayo conmemoramos una vez más el día del trabajador. Una de las fechas más importantes del año. Ansioso al igual que muchos, ya estamos organizando con mis compañeros, qué haremos para celebrar ese día. Sin embargo, es fundamental aprovechar la ocasión para reflexionar y pensar en él.
Lamentablemente este derecho, y tantos otros como la salud o la educación, son cada vez más un privilegio de pocos. Por eso, creo que tenemos que repensar nuestra provincia. Para que con la riqueza de nuestros recursos y el valor de nuestra gente construyamos juntos más oportunidades de trabajo.
El trabajo como derecho: bendición y dignidad
El trabajo como derecho está consagrado en nuestra Constitución Nacional e innumerables normas internacionales, nacionales y provinciales. La Organización Internacional del Trabajo y la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre en su art. XIV establece: “Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones dignas y a seguir libremente su vocación, en cuanto lo permitan las oportunidades existentes de empleo.”
San Josemaría Escrivá de Balaguer, un sacerdote español que dedicó su vida a convencernos de que a través del trabajo se puede ser santo, decía que: “El trabajo es la vocación inicial del hombre, es una bendición de Dios, y se equivocan lamentablemente quienes lo consideran un castigo.” Esta idea de trabajo como talento puesto al servicio del otro es sin duda un paradigma de vida que nos permite encontrar un fin en el destino de cada uno. Para eso es importante que creemos oportunidades, mediante la educación y la producción, para que el trabajo no sea solo una opción por la supervivencia sino un motor de vida.
El derecho al trabajo es un derecho humano. Porque es el único que permite a cada persona proveerse por sí misma de otros derechos esenciales como la salud, la educación, abastecerse de alimentos y de un techo para vivir. El trabajo dignifica, además de brindarnos el sustento, nos da un propósito y nos enfrenta al desafío diario de progresar, nos llena de valor y nos confirma que uno es útil, valioso y necesario.
Sin embargo , el trabajo por sí mismo no es suficiente. El trabajo debe ir acompañado de un salario digno Hoy en Jujuy una familia para no ser pobre necesita $190.000. Esto deja a más de la mitad de los jujeños por debajo de la línea de pobreza.
Menos pobreza y más producción
Sin dudas, creo que somos muchos los que no estamos conformes con esta realidad que le toca vivir a Jujuy y al país, en donde las tasas de desempleo son altísimas y lo que se gana no alcanza. Estoy convencido de que otro Jujuy es posible, uno en el que el trabajo vuelva a ser digno . Un Jujuy que revaloriza lo propio, a su gente y a sus recursos, para generar más oportunidades. En las vísperas de estas elecciones, todos los políticos, seamos de izquierda, centro o derecha, alcemos la bandera del trabajo, para devolverle al pueblo la dignidad que se merece.
