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¿Inmunidad a la Innovación en la Administración Pública?

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Laura Tomé Gámez por Laura Tomé Gámez | 15-03-2024 16:58

En la dinámica compleja de la Administración Pública, la inmunidad al cambio y a la innovación es un obstáculo recurrente que desafía el progreso y la eficiencia. Contrariamente a la creencia popular, no es una característica intrínseca de los empleados públicos resistirse al cambio; más bien, es el resultado de un entorno organizacional y político que a menudo desalienta la experimentación y la evolución.

Para contrarrestar esta inmunidad, es crucial implementar políticas y sistemas específicos que fomenten la profesionalización de la carrera administrativa y promuevan la innovación en la gestión pública. 

Argentina, como tantos otros países, enfrenta este desafío. La modernización del Estado es una tarea pendiente que requiere un cambio de paradigma en la gestión pública.

Un aspecto fundamental es el perfil profesional y las competencias que debe tener el jefe que ocupe cargos en gestión en la Administración Pública. Más allá de la experiencia técnica, es crucial que estos líderes sean visionarios, empáticos y estén dispuestos a desafiar el statu quo en busca de mejoras. La capacidad de comunicar una visión clara y motivar a sus equipos es fundamental para superar la resistencia al cambio y fomentar un ambiente propicio para la innovación.

Es importante desmitificar la idea de que todos los empleados públicos se resisten al cambio. Muchos están dispuestos a adaptarse y evolucionar e incluso a liderar procesos de innovación. Sin embargo, la falta de apoyo, la incertidumbre y la rigidez de las estructuras organizacionales pueden generar resistencia. La clave está en crear un ambiente que se reconozcan sus esfuerzos, fomente la confianza, la colaboración y el aprendizaje continuo.

En este sentido, la capacitación constante en herramientas blandas, como habilidades de comunicación, liderazgo y trabajo en equipo, es esencial. Estas habilidades no solo mejoran la eficacia de los individuos en sus roles, sino que también contribuyen a crear una cultura organizacional más receptiva al cambio y a la innovación.

En resumen, superar la inmunidad al cambio y a la innovación en la gestión pública requiere un enfoque integral que combine políticas de desarrollo profesional, liderazgo efectivo y una cultura organizacional que valore la experimentación y el aprendizaje continuo. Solo así podremos construir una administración pública más ágil, eficiente y orientada al servicio ciudadano.

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