Opinión

Pentecostés: fiesta de unidad

Columna de opinión del Padre Germán Maccagno

German-Maccagno
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31-05-2022 18:22

El Espíritu de Dios es Espíritu de comunión. La palabra “comunión” expresa “común unión”, es decir, unión de los que son diversos y que viven un mismo “espíritu”.

Hoy en Argentina no vivimos la comunión, sino la división. Se habla insistentemente de la grieta, pero no es sólo grieta política de partidos, sino grieta de división social, de enfrentamientos, de violencia, de falta de fraternidad real.

Es verdaderamente lamentable ver cómo está nuestra patria, fracturada por todos lados, dividida y enfrentada, soportando diariamente fenómenos de violencia, ansiando algo que nos una como pueblo y sintiéndose despedazada por la ambición de unos pocos que acaparan la mayor parte de las riquezas de este extraordinario país.

¿Será que hemos perdido el Espíritu?

Creo que sí, que la patria está casi sin alma, casi sin “espíritu”. El alma de un país son los valores que lo hicieron nacer y crecer. Y esos valores están en absoluta crisis, producto de ideologías foráneas, de ambiciones desmedidas y de carencia de auténticos dirigentes.

Argentina se ha alejado de sus valores, por lo menos en lo que se ve por los medios de comunicación. Creo que hay valores auténticos en el pueblo sencillo, ese que se gana el pan trabajando todos los días de sol a sol, ese que vive sobre todo en el interior profundo de la Argentina.

Hace falta que los dirigentes convoquen a la unidad real, pero una unidad en base al “espíritu común”, a ese espíritu que vive en los pobres y sencillos de nuestra tierra, esos que tienen en su casa la imagen de la Virgen , esos que peregrinan a Río Blanco o a Luján, o a los lugares de peregrinación en nuestra patria, esos que viven las fiestas patronales como verdadera fiesta del espíritu.

Es hora de que los argentinos convoquemos al Espíritu con mayúscula, al Espíritu que viene en Pentecostés, para volver a recuperar aquellos valores que nos vieron nacer y que nunca deberíamos perder. Es hora de un “nuevo Pentecostés” para Argentina, un Pentecostés que nos convoque a la unidad en la diversidad , a la comunión en medio de las diversas tareas , servicios y modos de ver la vida y la historia, es hora de fijarnos en lo que nos une y no en lo que nos separa.

Es hora de que los argentinos volvamos a Dios, fuente de toda razón y justicia. Es hora de ponernos de rodillas e invocar con fuerza al Espíritu de Pentecostés, para que ilumine a nuestros dirigentes y los ayude a construir puentes y no murallas, a construir caminos y no abismos, a construir una patria y no feudos.

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