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Esta noche en este mundo estoy tan mal por haberte desconectado que encontrar tu pensamiento mágico me salvó.
Te dije que iba a estar hasta el final y pensé que había sido hoy. Porque me sentí perdido. Otra vez vencido por mí mismo.
Entonces te encontré.
De repente una epifanía. ¿Viste cuando estás a punto de soltar todo y aparece una señal? Digital en este caso, que ocurrió antes de las redes masivas y se manifestó ante mí para darme la última vida.
Todas las luces
Tanto que no sabés para qué sos buena y te encontré hace 9 años jugando con los duendes. Eras vos. Me recordaste por qué. Aquí estoy, decías.
Viniste a buscarme desde el 2013. También era domingo. Y estabas tan linda.
No había nadie en la casa y esas historias te daban miedo pero los invocabas igual. Sos tan increíble que escribías sobre sus picardías y yo recién aprendiendo.
Es injusto que escribas así, me dijiste un día. Pero es al revés, eso digo yo.
Volvé.
2
En Seres mágicos que habitan en la Argentina, Elena Bossi dice que el duende “tiene una mano de hierro y otra de lana y siempre golpea con la de hierro. Es muy fuerte y puede vencer a varios hombres juntos”.
Y sigue: “Es difícil verlo con claridad. Se lo percibe como en medio de una luz”.