Los cuerpos ajenos no necesitan nuestra opinión

Se avecinan las elecciones de reina en el marco de la tan esperada “Fiesta Nacional de los Estudiantes” en nuestra provincia. Y con ella, además de fiesta y diversión, lamentablemente algunas veces surgen los ataques en redes sociales, las “opiniones” sobre los cuerpos ajenos.

Los comentarios sobre los cuerpos de los otros, por más positivos o bienintencionados que sean, pueden tener un efecto devastador en la autoestima y la salud mental de las personas. Sobre todo, en la población joven, que experimenta, en esta etapa de la vida, cambios y transformaciones corporales y en relación a la construcción de su identidad psicosocial.

El “bodyshaming” (humillación corporal) es una práctica mucho más habitual y naturalizada de lo que se cree, sobretodo en el seno de la propia familia. Implica criticar o avergonzar a alguien por alguna característica de su cuerpo. Abarca críticas abiertas y descarnadas con el fin de burlarse y herir, pero también comentarios sutiles sobre la apariencia física. Pero ¿Por qué no tenemos que naturalizar esta práctica?

Detrás de cada cuerpo hay una historia, y en esa historia puede haber inseguridades, traumas, violencia y hasta una lucha contra una enfermedad. Los comentarios u opiniones sobre los cuerpos, pueden generar que la percepción de la propia imagen sea perjudicial para la persona, y esto puede causar graves problemas de salud mental, entre ellos, trastornos de la conducta alimentaria. 

La imagen que cada persona tiene sobre si misma esta formada en gran parte por lo que los demás dicen de su apariencia. Entonces es sumamente importante ser amables con nuestros propios cuerpos y, sobre todo, con los demás. Una forma de lograrlo es incorporar en nuestros hábitos y valores de la vida cotidiana, no opinar sobre cuerpos ajenos.

Habiendo tantas cosas de las que podemos hablar, tanto para preguntarnos, tantas cosas lindas que podemos decirnos... opinar sobre el cuerpo de otros, además de no ser necesario, no suma, siempre resta.