Opinión

A terapia no van los locos

a terapia no van los locos
a terapia no van los locos

Laura Astini por Laura Astini | 02-02-2023 15:06

Cuando nos duele algo o tenemos alguna afección física, recurrimos al médico, pero ¿Qué pasa cuando lo que nos duele es el “alma”? Cuando nos sentimos angustiados, no nos sentimos del todo bien emocionalmente o simplemente atravesamos alguna situación vital que nos interpela y afecta nuestra salud mental, es allí donde nos preguntamos, en el mejor de los casos ¿A dónde voy? ¿A quién pido ayuda? 

Es importante comprender que la salud mental es tan importante como la salud física. Según la Organización Mundial de la Salud (2022) “La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico”.

La salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. Se da en un proceso complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente, con diversos grados de dificultad y angustia y resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes.

Como psicóloga, considero necesario luchar contra los prejuicios y aclarar la visión de la psicoterapia y la figura del psicólogo. Esto es debido a que en los últimos años he podido observar las reticencias de muchas personas para acudir al psicólogo. 

La psicoterapia no está bien vista por nuestra sociedad. Aún existe la errónea creencia en una parte de la población de que la psicoterapia es para los “locos”

Lejos quedan ya los años en que las personas que padecían alguna patología mental eran consideradas como apestadas, embrujadas o poseídas por el demonio. Los “tratamientos” de aquella época consistían en exorcismos, la reclusión de por vida en manicomios o en el peor de los casos, en ser quemados en la hoguera.

Es necesario señalar que no hace falta tener un trastorno psicológico para acudir a terapia. No hay que esperar a tener un problema grave para ir al psicólogo.

La psicoterapia implica un compromiso con el crecimiento personal. También con saber quiénes somos, con la conexión sana con las emociones, con dejar de vivir a medias. Es salud, aunque la mente sea algo que nadie nos ha enseñado a cuidar.

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Nos enseñan a curarnos de patologías. A veces, a cuidar nuestro cuerpo, pero nadie nos dijo que nuestras emociones, la forma en cómo vemos la vida, la forma de afrontar el pasado y el futuro también hay que cuidarlas y sanarlas. 

Acudir a terapia es un signo de autocuidado, de querer crecer y avanzar en la vida. En determinadas ocasiones, podemos necesitar la ayuda de otra persona para lograr estos objetivos.

Afortunadamente, cada vez son más las personas que ven con normalidad ir al psicólogo o recibir un tratamiento psicológico.

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