Opinión

Toma de decisiones ágiles en la gestión pública: estructuras organizativas que fomentan la innovación

toma de decisiones agile
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Laura Tomé Gámez por Laura Tomé Gámez | 18-12-2023 19:59

La complejidad y dinamismo que caracterizan el escenario actual de la gestión pública en América Latina demandan respuestas ágiles y efectivas frente a desafíos cada vez más diversos. En este contexto, la agilidad en la toma de decisiones emerge como un pilar fundamental para impulsar la efectividad y el progreso de las políticas públicas. No obstante, alcanzar esta agilidad implica más que actuar con rapidez; implica hacerlo estratégicamente y sin generar disfunciones en el proceso.

Los organismos gubernamentales deben ser capaces de adaptarse con celeridad a cambios imprevistos, manteniendo la calidad, transparencia y eficiencia en su gestión. Lograr una toma de decisiones ágil en la esfera pública requiere encontrar un equilibrio entre la velocidad de respuesta y la solidez de los fundamentos. Esto, a menudo, supone un reto en estructuras organizativas tradicionales con procedimientos rígidos y cadenas de mando verticales.

Uno de los principales obstáculos para lograr esta agilidad en la gestión pública ha sido precisamente la estructura organizativa convencional, caracterizada por jerarquías inflexibles y procedimientos burocráticos. Reformular estas estructuras resulta esencial para fomentar la gestión del conocimiento y el talento, elementos fundamentales en la promoción de una toma de decisiones ágil y efectiva.

Un ejemplo inspirador de esta dinámica se evidenció en Uruguay durante la pandemia de COVID-19. El gobierno uruguayo adoptó una estrategia basada en la colaboración interinstitucional y la flexibilidad en la toma de decisiones. Esto permitió ajustar las políticas sanitarias y económicas de manera más rápida y eficiente, atendiendo a las necesidades emergentes de la sociedad.

Para lograr esta agilidad, es esencial fomentar estructuras organizativas que promuevan la gestión del conocimiento y el talento. La creación de espacios de colaboración interdisciplinaria, la implementación de sistemas de retroalimentación efectiva y la descentralización de la toma de decisiones son pasos clave. Además, el uso de tecnologías que faciliten la comunicación y el intercambio de información en tiempo real resulta fundamental.

Además, el liderazgo inclusivo y adaptativo es un componente crucial para la agilidad en la gestión pública. Líderes que fomentan la diversidad de ideas, valoran la participación ciudadana y están abiertos a la innovación son fundamentales para impulsar la toma de decisiones ágiles.

Asimismo, la implementación de un modelo de gestión social inteligente, que integre tecnología, datos y participación ciudadana, es esencial para lograr una toma de decisiones ágil y efectiva. El desarrollo de habilidades blandas, como la empatía, la comunicación efectiva y la resolución colaborativa de problemas entre los funcionarios públicos, es fundamental para mejorar la capacidad de adaptación y la eficacia en la toma de decisiones.

En resumen, la agilidad en la toma de decisiones en la gestión pública puede lograrse sin generar disfunciones si se reestructuran las organizaciones, se fomenta el liderazgo inclusivo y adaptativo, se implementa un modelo de gestión social inteligente y se cultivan las habilidades blandas entre los equipos. América Latina tiene el potencial de impulsar una gestión pública más ágil, eficiente e inclusiva, adaptada a los desafíos del siglo XXI. Es hora de abrazar la innovación y promover cambios significativos para el bienestar de la sociedad.

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