Opinión

Una charla de café.... Derecho al parto respetado

Por Juan Jenefes y Juliana Carbó, quienes agradecen la participación de los profesionales de la salud Lic. Ailín Soto y Dr. Fernando Calvo

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Juan Jenefes por Juan Jenefes | 18-05-2023 09:58

El día de hoy nos vamos a dedicar a un tema sugerido por nuestros lectores a través de Instagram (@cafe.ddhh): el derecho a un parto respetado, también conocido como parto humanizado.

La primera pregunta que surge es ¿cuál es la diferencia entre un parto a secas, con un parto respetado o humanizado? El parto humanizado “hace referencia el respeto a los derechos de las madres, los niños y niñas y sus familias en el momento del nacimiento. Promueve el respeto a las particularidades de cada familia - etnia, religión, nacionalidad -, acompañándola a través de la toma de decisiones seguras e informadas” (definición tomada de Unicef Argentina).

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Entonces, ¿es un derecho humano? Sin duda que sea respetado es un derecho. Si bien no aparece -aún- de manera autónoma en tratados internacionales de derechos humanos, su conexión directa con otros derechos que sí están presentes en estos tratados nos lleva a concluir que es un derecho y por lo tanto exigible. Algunos de estos derechos son: derecho a la vida, integridad personal, protección de la familia, salud (física y psíquica) de la persona gestante y su bebé.

En Argentina el parto humanizado está regulado como derecho en la Ley 25.929, sancionada en el año 2004. En su artículo 2 establece ciertos derechos particulares para la mujer vinculados a su embarazo, el trabajo de parto, el parto y posparto que todos juntos constituyen la idea de parto respetado.Para informar sobre algunos puntos fundamentales, el artículo 2 prevé lo siguiente:

- Recibir información es un derecho de la persona gestante. Es importante que la información sea brindada en términos claros y accesibles para que llegue al nacimiento con un plan de parto informado y previamente pactado con quien va a asistirla (licenciado en obstetricia y/o médico obstetra). La información, a su vez, ayuda a que la persona atraviese ese momento con confianza y certidumbre de que está siendo protegida. El Dr. Fernando Calvo, médico especialista en ginecología y obstetricia (M.P. 3025) explica que la mujer -o persona gestante- “tiene derecho a recibir información y decidir libremente la forma y posición en el momento del parto”, agrega además que “hay que explicar las complicaciones, ventajas y desventajas de los posibles tratamientos”.

- Tiene derecho a ser tratada con respeto en todo momento, parece lógico ¿no? Esto requiere que el personal de salud no la trate como un objeto clínico. Como explica la Lic. En Obstetricia Ailín Soto un parto respetado implica “poner como protagonistas a la mujer y a la familia a los deseos y particularidades que tienen respecto a la llegada de su hijo”.

- Aparece también el parto natural como un derecho. Debe respetarse sus tiempos biológicos y psicológicos. Implica que el trabajo de parto puede durar muchas horas; lo contrario implica tornar artificial un proceso que es natural. No se respeta este derecho cuando se inyecta oxitocina (fármaco que induce el parto) solo para que el bebé nazca más rápido; o se decide programar una inne-cesárea cuando no es el deseo de la familia y la misma no está médicamente justificada.

- Hay derecho a estar acompañada por la persona de confianza (y de libre elección de la gestante) desde que ingresa al lugar donde va a tener al niño o niña y hasta que se retire y a tener a su lado al recién nacido, con excepción de que acontezca alguna complicación que requiere asistencia médica especial.

El Dr. Calvo advierte que los partos deben llevarse de manera institucionalizada, en una clínica u hospital o centro idóneo y preparado para cualquier contingencia que pueda ocurrir pues es deben asegurarse condiciones obstétricas y neonatales.

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Los derechos detallados implican un replanteo en qué comprendemos que es un parto, hoy vivimos un nuevo paradigma que requiere estar atentos a las necesidades, miedos, ilusiones -generalmente diversos- de las personas gestantes y entender que es una vivencia natural que no debe ser patologizada.

La Organización Mundial de la Salud defiende la idea de que el parto debe dar lugar a la libertad de movimiento, la intimidad del proceso, su tránsito en compañía de la persona elegida por la gestante y que sea de su libre opción el uso o no de fármacos en el proceso.

El parto respetado requiere un reposicionamiento de los profesionales y personal de salud, también que todos acompañemos con respeto a la persona que lo vive bajo la comprensión de que no hay una única y mejor forma de parir. Interpela a que los familiares y amigos entiendan que la decisión final es de la persona gestante, bien informada, sobre lo que considera mejor para su familia.

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Este respeto debe surgir de todos para acompañar en el proceso natural del nacimiento. La mujer que se siente observada y criticada en sus decisiones en un momento tan sensible posiblemente transite esta vivencia con mucho estrés cuando en realidad la idea es que se sienta protegida por el personal de salud, por quienes la rodean. El parto respetado como paradigma implica que familiares y amigos acompañemos las decisiones bien informadas.

La contracara del respeto en el parto, cuando la vinculamos al personal de salud, es la violencia obstétrica, una modalidad de violencia de género, contemplada en la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres (art. 6 inc. e) que la define como “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales.”

En la actualidad, el parto respetado es un tema de gran interés y se encuentra en proceso de aceptación por parte de las generaciones más tradicionales del sector de salud y con mucho coraje por las nuevas generaciones de profesionales. Lo cierto es que para que se instale de manera definitiva y se transforme en habitual a la hora de parir es fundamental que todos y todas conozcamos nuestros derechos, nos anticipemos a hablar y pactar con el profesional que va a intervenir ese día sobre el plan de parto, que sepamos que podemos llevarlo por escrito y este debe ser respetado. Que le digamos a nuestros amigos que es su derecho si no lo saben.

Pues como cita la profesional Ailín Soto a su admirado Michel Oden “para cambiar al mundo, primero hay que cambiar la forma de nacer”.

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