Opinión

Una charla de café.... Libertad

Por Juan Jenefes y Juliana Carbó.

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24-08-2021 10:17

“Si somos libres, todo nos sobra” queremos empezar hoy con esta máxima del General San Martín para poner el foco en la libertad, esa en la que a veces no pensamos, que damos por sentada y que para muchos de nosotros es parte de nuestra vida cotidiana. Pero, ¿qué pasaría si de un día a otro no la tuviéramos más?

En estos últimos días hemos visto en los distintos medios de comunicación con mucho espanto lo que sucede en Afganistán con la llegada de los talibanes. Las imágenes son realmente impactantes: personas agarrándose de aviones para huir, bebés entregados por sus familias para que no vivan dentro del territorio, la huida masiva de personas que dejaron atrás sus vidas por miedo y a raíz del asedio de este grupo extremista. ¿Miedo a qué? A perder sus vidas, sus derechos, su libertad.

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En este escenario de afectación general de los derechos humanos, las más afectadas son las niñas y mujeres. El régimen talibán ha dicho que las mujeres tendrán derechos “dentro de los límites de la ley islámica” o shariá. ¿Qué significa esto?

La shariá surge del Corán (el libro sagrado del islam) y de su interpretación que estableció diversas normas o códigos tanto jurídicos y de conducta, en palabras simples que conformó la moral específica que rige en la cultura islámica. Existen distintos modos de vivir esta cultura, o estas normas. Los talibanes son un grupo organizado, militarizado y fundamentalista del islam. Al ser fundamentalistas, los talibanes aplican la ley islámica de una manera radical y extremista. No toda la religión islámica se comporta, vive de esta manera.

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Respecto de las mujeres, en épocas anteriores los talibanes han interpretado estas normas como negatorias a considerarlas iguales a los hombres en dignidad y derechos: se imponen castigos corporales, lapidaciones, mutilaciones, la imposición del burka (estar tapadas de pies a cabeza) entre otras cosas. Hosna Jalil, anterior viceministra de asuntos de la mujer en Afganistán ha dicho a algunos medios en el mundo que desconfiaba que en la actualidad los talibanas hagan una interpretación distinta.

Las descripciones, que parecen una cruel reseña del libro El cuento de la criada de Margaret Atwood deben unirnos en el sentimiento de lo injusto y canalizarlo en un mensaje de paz. Hoy lo que sucede en este país asiático es visto por todos con gran estupor y asombro. Sin embargo, existe esa falsa sensación de.... ¡Que lejos que estamos!A nosotros dos, lo que pasa en Afganistán, nos llena de tristeza y miedo. La situación es el claro ejemplo de cómo de un día para el otro los derechos humanos dejan de existir dentro de las fronteras de un estado. No puede pasar desapercibido o quedar flotando en la indiferencia mundana que un país entero, por la creencia que fuera, someta a gran parte de sus habitantes a ser humanos de segunda, sin dignidad.

Existen países que llevan décadas violando los derechos humanos y nadie dice nada, no preocupan porque están lejos quizás. Sin embargo, es indiscutible que lo que sucedió en Afganistán nos impacto a todos y todas. ¡¡Ni hablar de las imágenes del padre dando a su bebe a los soldados americanos!!Quienes dedicamos tiempo a los derechos humanos quizás analizamos este tipo de hechos de manera distinta, advertimos el peligro que esto implica para el universo de países de la región, vemos como el poder ilimitado genera siempre injusticias, que cuando hay armas y se caen las instituciones las mujeres son repartidas como botín de guerra y parece un mero acto de gentileza brindarles algún derecho, como si fueran opcionales...

Es profundo nuestro malestar con la situación, ¿cómo es posible que en pleno 2021 vivamos estas cosas? Sin embargo, parece una historia sin fin y que aquellos que alguna vez lograron esas grandes victorias de la libertad, en un abrir y cerrar de ojos, las ven desaparecer.

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La frase de nuestro Libertador no puede ser más certera...ya que efectivamente, sin libertad nada tenemos. Sin libertad se desdibuja nuestro proyecto de vida, puede desaparecer nuestra vida misma y como en un dominó cuando cae la libertad, cae la educación, cae la salud, cae la libertad de expresión, cae el acceso a la justicia, cae la igualdad, cae el derecho al voto, caen uno por uno todos los derechos de los hombres y mujeres cuya dignidad deja de ser reconocida, negada la libertad queda negado el reconocimiento de la personalidad jurídica (el hecho de que somos seres humanos dignos de derechos humanos) y con ello pasamos a ser no-personas, objetos.

Kofi Annam, quien alguna vez fue Secretario General de las Naciones Unidas, elaboró un concepto amplio de libertad, dijo: "Se puede ser auténticamente libre solo si se está amparado de la guerra y la violencia, y si la legislación garantiza los derechos fundamentales y la dignidad. Los derechos humanos, el desarrollo y la seguridad son interdependientes, y en su conjunto dan como resultado una libertad más amplia".

Por ello cuando hablamos de libertad hablamos de derechos humanos. En los países en donde los derechos humanos son violados de manera sistemática NO EXISTE LIBERTAD.

Es indudable que muchos países y el nuestro también reprochen y condenen públicamente el actuar de los talibanes, pero también se callan la boca y nada dicen de lo que sucede en Cuba o Venezuela y en la manera como los países violaron los derechos humanos durante la pandemia.

Los ciudadanos del mundo debemos instar a nuestros gobernantes y a las organizaciones internacionales de derechos humanos a que las libertades se respeten en todos los rincones del planeta. Debemos luchar por ella, bregar por ella, solidarizarnos con los que no la tienen porque la falta de libertad del otro, resta a la propia libertad. De manera que todos y todas podamos ser como nos transmitió Mandela, “EL AMO DE MI DESTINO, EL CAPITAN DE MI ALMA”, frase que se repitió durante los 27 años que le llevó recuperar su libertad, la cual una vez conquistada uso para multiplicarla en su país.

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