Opinión
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Los déficits crónicos de la política: educación y salud

ALEJANDRO CUELLAR
ALEJANDRO CUELLAR

Alejandro Cuellar por Alejandro Cuellar | 25-03-2024 06:00

El gobierno de la provincia de Jujuy, tras su búsqueda del equilibrio fiscal, se pronunció a favor de ordenar las cuentas públicas. Sin embargo, ya terminando el verano y los 100 días de gestión, se evidencian otros “déficits” crónicos  para los que la política por ahora no ofrece una solución.

Hay una interrelación existente entre educación y salud que exige un enfoque más integrado mediante políticas públicas modernas y mejor coordinadas. Esta conexión entre ambas disciplinas, permitirían a los ciudadanos jujeños llevar vidas saludables y plenas. Tomar decisiones con conocimiento de causa y responder a los desafíos locales y mundiales.

Lo que vemos en todo caso es una descordinación entre los ministerios de Salud y de Educación. Deberían saber que el mundo moderno exige poblaciones sanas y más capacitadas. Esta es una de las condiciones “sine qua non” que piden las empresas que consideran invertir en provincias como Jujuy.

Sin embargo, para ofrecer coordinación cada cartera ministerial debería presentar un marco de orden razonable y dejar de discutir sobre agendas “viejas” en un mundo cuya dinámica  a veces se torna inalcanzable.

En pleno siglo XXI, cuando la educación no es prioridad para el Estado, comienzan a faltar herramientas muy sensibles como por ejemplo equipos de trabajo que atiendan problemáticas socio-escolares de manera sostenida. Además, frente a una juventud amenazada por los desafíos propios de la globalización, la ausencia de equipos de asesoría pedagógica en las escuelas públicas, impiden los diagnósticos sobre fenómenos globales como la repitencia, abandono, violencia, suicidios y otros, para diseñar esquemas de contención acordes a la situación. A esta altura de los hechos y de los acontecimientos es imperdonable el dato sobre 18.000 repitentes en Jujuy.  Es incomprensible por ejemplo que los docentes para la inclusión, sean reemplazados cada año ya que los alumnos se resienten en el proceso de adaptación del alumno con diversas patologías (Autismo, retraso madurativo, etc).

Sin acuerdos, las soluciones no llegan. Cuando los docentes se manifiestan, desde el poder argumentan que no les importan los alumnos y, desde la docencia, cuando vienen los recortes o los cierres de establecimientos o de escuelas los docentes, les imputan a las autoridades que no piensan en los estudiantes y así estamos hace 40 años.

La salud es asimismo fundamental para la educación: alumnos sanos y felices aprenden mejor, mientras que la mala salud puede impedir la concurrencia a la escuela menoscabando el desempeño académico.

De hecho esto ya está pasando en Jujuy, el sistema no les está respondiendo a los profesionales que ya ni con abrazos simbólicos conmueven la indiferencia ministerial. Los reclamos están a la vista: recomposición salarial ya que el básico para un profesional de la salud ronda los 60.000 pesos y como consecuencia de ello, no hay incorporación de recursos humanos.

En materia legislativa en días se va a reglamentar la Ley 6384/2024 sin el consenso de los principales actores del sistema de salud. Además, el sistema no tiene respuestas para fortalecer las Residencias Médicas que hacen posible los reemplazos naturales en el sistema de salud.

Estos son algunos ítems de una larga lista de fallas en el ámbito de las decisiones políticas y administrativas del Ministerio de Salud contaminado por la mala praxis en muchos sectores neurálgicos de dicha cartera.

La colaboración entre los sectores de la educación  y la salud es esencial. Trabajando juntos estos dos sectores, tienen un gran potencial para entregar buena salud y bienestar a todos los individuos y a todas las comunidades en Jujuy.

El desafío de la política en el siglo XXI, es articular, intercambiar información, ideas e inquietudes. De lo contrario a Jujuy le va a seguir costando administrar la mediocridad.

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