Rodrigo Chiliguay referente de la institución Comedor “12 Apóstoles”, demostró tener una gran sensibilidad, ya que cuando estaba por hablar de su misión en el comedor le cambió la voz y los ojos le brillaron como la estrella que guió a los Reyes Magos hacia Belén.
Todos los viernes reciben a personas en situación de pobreza para brindarles además de alimentos, muestras de afecto haciéndoles saber que no están solos, que hay muchas almas que quieren compartir alegrías, tristezas y cuanto sentimiento surge entre la vida que no les mostró el mejor de los rostros.
Muchos son los voluntarios o servidores que van llegando y se suman a este maravilloso acto de amor y solidaridad.
Esta vez todos preparan con entusiasmo el almuerzo navideño que además de matambre y ensaladas, se suman este año platos de comida saludable, postre, pan dulce y como es de destacar lo que marca la diferencia es el alimento al corazón, el abrazo afectuoso, la palabra amable de los que se acercan a cumplir con lo que Jesús nos enseñó, amar al prójimo como a uno mismo.
Por todo lo expresado se invita a aquellos que quieran sumarse y ser parte de este acto de amor.
No todo está perdido, los seres humanos podemos darnos las manos demostrando que el dolor compartido disminuye así como las alegrías compartidas se engrandecen y este grupo de personas con las que vivimos un instante, desde los jóvenes que entre sonrisas rallaban el queso, los hombres que mantenían el fuego encendido, las mujeres que junto a algunos niños, con alegría preparaban los alimentos y allí tuvimos el privilegio de ver a Jesús como verbo y no sustantivo.
Todo nuestro equipo de trabajo, incluyéndome... nos fuimos con la voz temblorosa, los ojos brillantes y el alma conmovida de haber visto a Cristo más vivo que nunca en los 12 Apóstoles.
