Opinión

En 40 años de democracia, hay mucho por aprender

40 años de Democracia
40 años de Democracia

Claudio Gareca por Claudio Gareca | 20-10-2023 17:09

A pocos días de las elecciones y en un contexto enmarcado por la crisis económica, la desilusión, la decepción, la desesperanza, la indignación y corrupción, vamos camino al 22 de octubre para elegir a quien percibimos será el mejor candidato/a a presidente/a para administrar nuestras vidas a partir del 10 de diciembre. 

Tuvimos unas elecciones Paso en agosto con un alto porcentaje de ausentismo a nivel nacional, 10,5 millones de argentinos que no fueron a votar, traducido en el poco interés de ir a las urnas por la clara desconexión entre la ciudadanía y la dirigencia política.  

Vimos como al bicoalicionismo los desafía y los interpela un nuevo espacio político, La Libertad Avanza, que se para desde la antipolítica y la desilusión de la gente, lo cual le sirve de sustento para atraer a esos desilusionados y crecer exponencialmente, principalmente en el interior del país. Un bicoalicionismo, que quedó demostrado que solo sirvieron para ganar elecciones y no para gobernar, razón por la cual les quedaría poco aliento. 

Pasamos por dos debates, que más que propuestas, nos dejaron sumidos en discursos radicalizados y extremos, donde la polarización afectiva tuvo un rol fundamental, entendiendo por tal, la confirmación de nuestras creencias y el rechazo total a quien piensa distinto. También el debate se convirtió en un campo de batalla entre enemigos más que adversarios políticos y posiciones ideológicas, cuyas recetas no logran resolver los problemas cotidianos de los argentinos. Además, fue escenario para revisitar un pasado doloroso de la última dictadura, que creíamos ya superado.   

Éste contexto, que ya nos viene anunciando un cambio de ciclo, viene a romper con el sistema coalicional, con la política tradicional, si se quiere de alguna manera. La política ha sido deshonrada por sus actores, vaciada de acuerdos y negociaciones para la gobernabilidad, ya no busca la armonía y bienestar, si no que se busca el caos, el quiebre, y lo peor de todo, la negación del estado, como estructura primaria y fundamental de una democracia. 

En éste derrotero hasta el 22 de octubre, no sabemos qué puede pasar, es más la incertidumbre que las certezas, pueden suceder hechos que eran improbables, como la aparición de un cisne negro, que, a esta altura, en la vida de los argentinos casi que se lo naturaliza.   

Según datos de Latinobarómetro, corporación que investiga el desarrollo de la democracia, la economía y la sociedad en su conjunto, usando indicadores de opinión pública que miden actitudes, valores y comportamientos, expresa que “las crisis económicas agravan las desigualdades, el número de pobres y tensionan las demandas de la población, la deficiencia en la producción de bienes políticos, la corrupción, los personalismos y el uso del poder para otras cosas que no sean el bien común, junto al malestar hacia la política, el abstencionismo, el voto nulo y blanco, retrasan todo proceso de consolidación de las democracias”

Entonces, cuando se pierde el apoyo, se instala la bronca y la demanda de mano dura, y los partidos políticos dejan de ser el puente entre la dirigencia política y la ciudadanía, todas esas actitudes parecerían válidas en la búsqueda de soluciones. 

Igualmente, no todo está perdido, sabemos de la capacidad resiliente de la democracia, sin embargo, no debemos continuar tirando de la soga, principalmente nuestra dirigencia, la cual está obligada a demostrar signos de madurez política en la construcción colectiva de un estado donde todos quepamos. 

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